Desde finales del siglo XX estamos viviendo un cambio de época que se expresa en las distintas dimensiones de la vida social. La economía productiva se ha globalizado parcialmente y se ha fragmentado territorialmente. Una parte de ella se ha autonomizado de la producción material y se ha convertido en la “economía del conocimiento”. Otra parte ha generado una masa laboral precaria, poco cualificada y vinculada a actividades de servicios.
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